La frescura es el motor que hace crecer las tiendas. Tanto si se trata de carne o queso, de frutas y verduras, de pescado y marisco, la frescura sigue atrayendo a los clientes a las tiendas físicas. Cuanto más frescos parecen los alimentos, más atención atraen.
La iluminación correcta resalta los colores y las texturas de los alimentos frescos, lo que incita a los clientes a detenerse y comprarlos. Además, la iluminación mejora la experiencia global en el punto de venta y tiene un efecto positivo en las ventas de productos frescos.